En la región de Ferrolterra, las secciones de crédito nacieron como respuesta a las necesidades de los cooperativistas, agricultores de bajo poder económico, que venían subsistiendo de los frutos de minifundios, trabajaban en algunos casos en arriendo, con pago de régimen. De esta forma, la colaboración de las secciones de crédito por, entre y para los propios cooperativistas, al amparo del ordenamiento jurídico de la Ley de Cooperación de 1942, que con total exención fiscal en ese momento, encomienda su gestión a los consejos de gobierno, formó por los campesinos contratados la honorabilidad, con la confianza que debe merecer de los depositantes, la figura carismática de buena gente, honesta, prudente y dotada de gran sentido humanitario en torno a un consejero, que alentaba a realizar labores actuando más por propósitos morales que profesionales.

Inicialmente, la adquisición de recursos externos, como pasivo necesario para otorgar préstamos que exigía la modestia de los agricultores, se sustentaba en cinco premisas:

• Total discreción sobre personas y flujos gestionados.
• Total seguridad en la custodia honesta de los flujos capturados.
• Retribución de un interés específico superior al interés de mercado.
• Otorgar préstamos baratos a quienes los necesiten.
• Administración espartana del diferencial entre retribuciones económicas.

es la Administración Tributaria quien con fuertes correcciones a estos tramos de crédito a raíz de la reforma a la normativa tributaria de 1978 impone un mayor rigor en materia de obligaciones contables, con pérdida de la opacidad del secreto bancario. Además, el constante crecimiento en número y volumen de operaciones activas y pasivas, traen la demanda de mayor profesionalismo en el manejo de estos reductos de dinero privado, mostrando signos de avance progresivamente en las operaciones de otras secciones de Supermercado, Almacén, Recolección de Leche. , Sanitario y Veterinario.

Es, sobre todo, la incidencia de la tributación (con la retención en las fuentes del IRPF) lo que viene a desbordar la capacidad de gestión de las cooperativas, exigiéndoles solución a sus tres problemas principales:

• Estrechamiento de sus márgenes diferenciales.
• Profesionalización de la gestión de flujos.
• Aparición de depositantes / receptores de interés..

La falta de respuesta a este problema, sumado al deficiente seguimiento por parte de la administración pública, resulta en la caída irregular de uno de estos tramos de crédito, sin ser subsanado por la Ley General de Cooperativas que deja en manos de la solución de este problema. de la comunidad; tampoco es una solución el Estatuto Fiscal de las Cooperativas, que sólo piensa en juzgar la filosofía cooperativista como rentas capitalistas a las que gravar. Sea cual sea la idea del legislador, lo cierto es que las obligaciones impuestas por la ley a las cooperativas, no vinieron a solucionar sus problemas, sino simplemente a intervenir con una recaudación puramente tributaria.

Pero también hay que reconocer que aún sin solucionar los problemas, todo ello ha redundado en un mayor respeto por parte de sus directivos, obligándolos a poner personas a su servicio para poner orden en su gestión. Y es así como, sin perder el carácter carismático de los responsables de estas secciones, de reconocida prudencia y honestidad, (en cuyas operaciones se pasa de amigo en amigo), se ha entrado de lleno en la profesionalización de la gestión financiera de estas secciones.

De esta forma nos encontramos con las cooperativas de la comarca de Ferrolterra, en cuyos tramos de crédito se gestionan en los años ochenta más de quince mil millones de pesetas (la moneda de entonces) de manera discreta y tranquila, honesta y eficaz, que consiguieron sobrevivir a la banca. crisis y reforma tributaria, sin necesidad de la intervención de ningún órgano administrativo. Porque sus directivos han sabido, con mucho sentido común, adaptar y reciclar sus recursos de gestión y modernizar su aparato de gestión para hacerlos efectivos.

Los tramos de crédito, una vez recuperados del grave colapso provocado por la adecuación financiera a la reforma tributaria, lograron evolucionar de funciones de absoluta debilidad financiera en 1985, en las que con una mínima cobertura de capital sobre el pasivo externo, en forma de imposiciones, lograron colocarse en los puestos sueltos que muestran sus cuentas en 2007. Es evidente que la precaria garantía económica que ofrecía una sección a sus depositantes asegurando menos de dos euros por cada cien que recaudaba, garantizando sólo su impecable honestidad de buena virilidad, han ahora multiplicado a más de diez veces esa garantía. Y si bien es cierto que la situación de independencia económica del ámbito social de las cooperativas se evidencia por las cifras de los impuestos medios (en 2007 son seis veces las de 1984), las cifras de los préstamos en esta misma etapa se multiplicaron por 5,2. lo que a primera vista podría significar una menor necesidad social de la existencia de estos tramos de crédito. Sin embargo, no podíamos dejar de considerar la necesidad de cobertura y protección de más de diez mil beneficiarios de estas operaciones de crédito en la región de Ferrolterra, otorgadas sin más garantía que personal y a quienes se les cobra una tasa de interés inferior al costo de los mercados de capitales y sin otros cargos, gastos o comisiones por lo que al uso generalizado en intermediarios financieros.

Por último, no se puede pasar por alto que la incidencia de morosidad en la recuperación de saldos deudores, que se produce a pesar de la gestión personalizada de estos apartados y que, como en cualquier otra entidad del mercado de capitales, ha tenido que ser soportada por las correspondientes dotaciones a la provisión. cuenta, con deterioro de las respectivas cuentas anuales. De todo ello, los rectores sacaron conclusiones e incluso pudieron conocer que, sin perjuicio de la fiel idea del mutuo cooperativismo, se deben tomar precauciones para salvaguardar los flujos del cooperativista, hasta la figura del delincuente en el cooperativista. El mundo no es solo más bajo lo que circula en el mundo de la banca tradicional sino que verdaderamente lo testifica.

Dada la forma resumida, al recorrer las secciones de crédito, se pueden resumir en:

• Personalización de operaciones con discreción y prudente confianza.
• Profesionalización de operaciones para realizar una buena gestión.
• Adecuación de la gestión al cumplimiento de la normativa fiscal y mercantil.

Y podemos anticipar que el presente nos condiciona y nos lleva a contemplar:

A)-Estrechamiento de los márgenes de maniobra.

En tipos de interés no hay duda de que los tramos de crédito deben gestionarse con un pequeño margen de diferencia entre los costes de las operaciones pasivas y los ingresos de las operaciones activas, como cualquier entidad intermediaria en el mercado de capitales. Y cuando estos márgenes se reducen, también lo hacen los márgenes de maniobrabilidad de la gestión. Las entidades de crédito no cooperativas están avanzando a través del cobro de gastos adicionales, gestión, comisiones, logros con plusvalías y, en ocasiones, nos complementan con la venta de sartenes, relojes, manteles, viajes, etc. Se impone, por tanto, un esfuerzo de imaginación, porque sus costes ya están ajustados por debajo de los niveles mínimos. Pero en este punto, las secciones de crédito toman una gran ventaja sobre las grandes en banca: personalización de la gestión; un depositante seguirá siendo siempre un socio y un amigo al que se le guarda el dinero de forma discreta, segura y rentable, sin dejar de manejarlo de forma más eficiente y rentable que cualquier banco. Y además de esta relación amistosa, el socio fiscal está contribuyendo a la práctica del cooperativismo en forma de préstamo barato con garantía personal.

B)- Regulación de operaciones internas.

Normativa interna. En la forma en que a las empresas se les garantiza su futuro a través del previsible plan de reposición al establecer el «protocolo familiar», las secciones de crédito tienen previsto continuar y establecer su filosofía de confianza en la prudente seguridad de los fondos entregados a la custodia de los gestores. aprobar normas de comportamiento futuro a las que se limitan los sucesores en la gestión de las cooperativas aprobando el “Reglamento de Régimen Interno” de estos apartados. En la articulación de esta normativa se busca la observancia de la filosofía fundamental del cooperativismo que, repetimos:

• Discreción sobre personas, operaciones y fondos.
• Prudencia en el uso honesto de los flujos gestionados.
• Retribución de intereses superior al mercado.
• Concesión de préstamos con tipos de interés inferiores a los del mercado.
• Administración espartana y prudente de los diferenciales.

Y todo ello, y aún cumpliendo con las más modernas técnicas de gestión empresarial, sin desviarse en absoluto de los preceptos y principios del Cooperativismo, como manda la premisa de la Alianza Cooperativa Internacional:

• Principio de libertad y puertas abiertas.
• Principio de mutualidad no capitalista.
• Principio de cada hombre, un voto.